El reguetón cubano que alardea de de un flow contagioso y músculo financiero impresionante, en los últimos ocho años ha generado conflictos, censura, éxito y estrellas.
Las canciones, los artistas y toda la industria, a veces legal, a veces ilegal, capaz al mismo tiempo superar al Bloqueo nortemericano y al Ministerio de Cultura cubano, no ha dejado de crecer. No es posible vivir en estos momentos sin su denbow, ni comprender al país sin sus expresiones.